lunes, 17 de enero de 2011

La poesía extremeña en el Barroco.

El sábado 16 se celebró puntualmente la tertulia de Gallos. Antonio Salguero presentó otra parte de su estudio Panorámica de la poesía en Extremadura (del siglo I al XXI). Esta vez trató el Barroco.
Con la maestría que le caracteriza, Antonio resaltó las figuras de Cristóbal Mesa (Zafra, 1561-Madrid, 1633); Luisa de Carvajal (Jaraicejo, 1566-Londres, 1614) y Catalina Clara Ramírez de Guzmán (Llerena, 1611-¿1670-1684). De cada uno de estos autores, Salguero insistió en sus contextos, social, religioso, y político, como la mejor forma para comprender su hacer poético. De Cristóbal de Mesa, perteneciente a una familia de conversos, hizo notar sus estudios de arte en Sevilla y de Leyes en Salamanca así, como su aprendizaje de humanística a la sombra de El Brocense. Esto, unido a su ordenación sacerdotal después de su viaje a Italia.
Antonio Salguero lo considera, dentro de las letras extremeñas de la época, un buen poeta épico, junto con Luis Zapata y Alonso de Acevedo. Como argumento didáctico y para una mayor comprensión de este autor,Salguero trajo a la mesa de la tertulia algunos poemas donde, de una forma clara, se manifesta la línea neoplatónica del autor en su consideración del amor, y de éste como una emoción engañosa y destructiva: Así, dice Antonio Salguero, se expresa Cristobal de Mesa en un soneto de Valle de Lágrimas, subrayando en el primer cuarteto la paradoja de esta emoción amorosa

Amor es un alegre pensamiento
Un fuego nuevo que todo lo inflama,Un bien que nace de una dulce llama
Que promete placer y da tormento
…..

Por otro lado, en el primer terceto, el autor es más terrible en sus descripciones de lo amatorio. Así, indica:

Es un gusto mezclado con veneno,
olvido de sí mismo y desvarío
donde nos lleva el natural instinto,


Antonio Salguero trajo otros poemas donde Cristóbal de Mesa habla de su tierra, bien refiriéndose a Mérida o al Guadiana. De la primera dice, en el primer cuarteto de un soneto:

Soberbios arcos, ínclitas ruinas
de Mérida, ya Roma en la Españas;
mármoles a quien dieron las montañas
para enseñar, historias peregrinas




Y en el primer terceto de este mismo poema

Si estatuas, si murallas, si columnas,
dan lustre a nuestra noble Extremadura
como reliquias de su antigua gloria


Del Guadiana expresa en el primer cuarteto de un soneto:

Tú que con agua cristalina y pura
oh Guadiana caudaloso, bañas
la provincia mejor de las Españas,
la fértil y templada Extremadura.


Y en el primer terceto dice:

Yo no lejos nací de tu ribera,
y siendo Zafra de mis Mesas madre
por mi mal me llevaron a Sevilla.


De Luisa de Carvajal, criada por su tía camarera de la reina y después por su tío el virrey de Navarra, Antonio Salguero resaltó su vida ascética y espiritual así como su actitud solidaria con los menesterosos. Una mujer fuerte y de decidido carácter que le llevará a viajar a Londres para difundir la fe católica en medio, de los que consideraba, estaban en la herejía anglicana. Fundó la Congregación de la Soberana Virgen María Nuestra Señora dándonos idea de su religiosidad con un marcado corte social.
Su actividad literaria tiene la influencia de los místicos renacentistas. En su hacer como escritora recurre a las antítesis, a las paradojas, hipérbatos, anáforas.
Así, para ver el talento literario de esta autora, Antonio Salguero trajo a consideración tres poemas: Unas liras, unas quintillas, y octava espirituales. En cada uno de ellos la autora aparece con el sobrenombre de Silva.
Se reproducen aquí, sólo, las primeras estrofas de cada uno de ellos:
Dulce y fiel esperanza
Mi cristo, mi señor y mi deseo:
¿qué bienaventuranza
Qué gusto o qué recreo
Podrá haber para mí do no te veo?


( Liras espirituales de Silva)

Llora Silva y su pastor
Se alegra de su pesar
¡hasta aquí pueden llegar
Las trazas que tienen amor
Para su fuego aumentar!


(Quintillas espirituales de Silva)

Cuando vuelvo los ojos a mirarte
Después de haber estado divertida
En el caduco mundo, de tal arte
Viene a quedar tu Silva entristecida
Que sin hallar reposo en otra parte
Que en Ti, se vuelve a ti despavorida,
Cual pequeñuelo niño que, a deshora,
de su madre la ausencia advierte y llora.


(Octava espiritual de Silva)

De la llerenense Catalina Clara Ramirez de Guzmán, Antonio Salguero considera lo poco que se conoce de su vida. Criada en los ambitos rigoristas de la Inquisición, ya que su padre era oficial de la Inquisición de Llerena, no le impidió escribir con un carácter alegre y animoso.
Su popularidad era grande, dice en su trabajo Salguero, le llegaban a invitar a fiestas o actos que se celebraban en su ciudad natal . A pesar de todo, no escapaba de la vida monótona y provinciana de Llerena siendo testigo en sus escritos de ello. Así lo expresa en la estrofa final de uno de sus poemas:

Tan sosa conformidad
No quiere el alma vivir
Porque vivir por vivir
Es mucha simplicidad

(Fragmento de Otras redondillas que empezaron veras y acabaron en burla)

Con el seudónimo de Clori, esta autora fue capaz de expresar, unas veces con espíritu distendido y otras con ánimo desencantado, todo lo que sucedía a su alrededor. Así en el primer cuarteto de un soneto dice

Deja vivir, temor, a mi esperanza
Que apenas nace cuando a penas muere;
y s i no ha de lograr, deja que espere
ya que está el bien del mal en la tardanza

(De Al temor)


Según Antonio Salguero, su poética era de una habilidad satírica similar a la de Quevedo.Así se expresa en un poema titulado A un hombre que escribía mal:

El que tus cartas procura
pasar sin linterna es bobo
porque no hay boca de lobo
que esté, Julio, tan oscura.
De tus letras se murmura
que tan ilegible es
que si tú la lees después
al acertar es a bulto
Pues siempre escribes en culto
Auque dictes sayagués


Como siempre, la tertulia acabó en un inteligente y entretenido dialogo moderado por Antonio Salguero.

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