domingo, 29 de enero de 2012

MARIA BLAZQUEZ EN GALLOS QUIEBRAN ALBORES






El sábado 27 de enero María Blázquez, tertuliana de Página 72, compartió su creación literaria con los tertulianos de Gallos Quiebran Albores de Mérida.
Aunque María no necesita presentación ésta me pidió que lo hiciera. Brevemente, hice algunas anotaciones de su libro de relato “Crónicas de la gárgola Almada”. Resalté como, en un relato de veintiocho secuencias, nuestra tertuliana había ido desgranando un meta-relato donde los elementos simbólicos de la mística más pura contextualizan la imagen de una gárgola con alma. Hablar de mística aquí es indicar inquietud, búsqueda espiritual donde los miedos se dejan a un lado y el alma vuela coexistiendo con otros elementos. No creo que tenga parangón con el romanticismo del XIX sino con la metafísica del XX de corte heideggeriana donde el ser-ahí se desvela en la propia realidad.
María Blázquez siguió explicando el cómo surge este relato que presenta a un concurso de relatos de Ediciones Oblicuas quedando finalista. Un libro de relatos, este, que ella dice, sirve para los que aman la vida. El relato, más de prosa poética que de poesía tiene mucho más de poético que de prosa. La fluida y profunda reflexión de María nos lleva a un encuentro con lo-otro. En la tertulia de Gallos leyó algunas secuencias de esta obra que deja a la Gárgola hablar en primera persona. Entre otros, leyó el capítulo titulado Mi viento que reproduzco aquí:
La Gárgola tiembla …
Nuevos vientos soplan por su cornisa y ella reconoce sentir cierto desconcierto.
Los conocí todos, por su soplo y por sus nombres: el reconfortante Céfiro, Bóreas el frío, Noto…He bailado con ellos en mis noches volanderas.
Esta mañana un viento desconocido acaricia mi cara y recorre, más resbaloso aún que la lluvia, los surcos de mis alas. Me ha susurrado su nombre al oido:
-Miviento…Miviento…
No deja de ser una sorpresa para mí-acostumbrada a postrarme durante largos días en mi cornisa sin observar nada nuevo después de milenios de contemplación, o a sobrevolar superficies sobradamente conocidas que me ofrecen el abrigo de la familiaridad –descubrir que todavía se me resisten misterios, que el Cosmos me guarda secretos como caramelos que va dejando caer cuando mi alma inquieta adolece de falta de nuevas expansiones.
Se ha desvelado Miviento y estoy deseando desperezarme para intimar con él y comprobar su fuerza y su alcance.
¿Conocerá a sus ancestrales hermanos?
¿Dónde ha estado su rumor desde que tengo memoria?
Miviento no pertenece a ninguna estación ni parte de ningún punto cardinal. Me ha dicho que existe desde que yo existo, que ha estado ahí, convertida en pulmones de la Gárgol.
Después de algunos otros capítulos, los tertulianos de Gallos alabaron el trabajo de María resaltando y preguntando por algunos aspectos de este curioso y elegante relato. No faltaron las incursiones intelectuales a la iconología y la iconografía de las “gárgolas” en la arquitectura religiosa del Románico y del Renacimiento.

El diálogo con María Blázquez fue muy enriquecedor para todos. De una forma sencilla se estableció el feedback necesario que siempre, en el conversar inteligente, hace crecer y anima a seguir escribiendo. María, gracias por tu disponibilidad. Y también, gracias por este regalo de tu obra y por tu escucha atenta que te hace ser grande en esta tarea del aprendizaje continuo del escribir. Que antes de ser escritores somos con-vivientes. Tomar conciencia de ello, como lo hiciste tú este sábado, nos hace entrar en la dinámica de la auténtica hermenéutica que provoca el sentido de la Tertulia. Porque no se trata de discutir sino de crecer en este medio de la palabra creadora.

jueves, 19 de enero de 2012


Ana Belén nos ha traído a la Tertulia un manojo de poemas, bajo el título de “Habitados versos de mi esperanza”, con dos de las “tres heridas” de Miguel Hernández: la de la VIDA y la del AMOR. Poemas de donde emergen esos sentimientos de alegría, de ternura, de tristeza, de intranquilidad, de deseo… en esas primeras experiencias del ser humano cuando conoce el amor, con la extraordinaria capacidad y sensibilidad que posee el ser femenino y que a pesar de su juventud demuestra cierta madurez poética.

En el poema “Ausencia”, refleja el desamor, la falta del ser amado y deja una ventana abierta por donde se escapa el abandono de la infancia, el crecimiento interior y el camino hacia la madurez:
“Tiré mis muñecas por ti”

verso que resume, prácticamente la mitad del poema.

En “Incompleto mal de mi ser” refleja la intranquilidad, la inquietud, la soledad que produce el desamor y hasta el deseo del contacto físico:

“muero en la soledad de tu caricia”

De igual modo lo hace en “Tan sólo te pido una caricia”;

“Salgo al balcón de mis sentidos(…)”
“Busco a tientas en mi figura (…)!

“Tus manos que anhelo,
el tacto que me hace desmayar.”

Ana Belén nos demuestra toda su ternura y sensibilidad social en el poema “Este iracundo niño”, “…que no tiene lugar (…)/ “por calles oscuras/ y desoladas de la guerra”, fruto de su experiencia al ver un niño pobre, mal vestido en una calle, víctima fugitiva de un mundo hostil.

El desasosiego, la inquietud y el temor ante lo desconocido que produce el desamor aparecen también en los poemas “Temor efímero” (“quiero gritar/pero no tengo voz”) y en “Sé del silencio” (“Cuando llego desapareces como/espumas del mar y niebla antemperada.”).


Pero el ser humano resurge como el “Ave Fénix” de sus cenizas y nace el sentimiento de la esperanza. Así en el poema que lleva este nombre, escribe:

“…siento la esperanza de llegar la primera
para sentarme en la que será mi casa.”


En su último poema “Eres tú mi recuerdo”, yace una historia de amor y desamor donde aún pervive el recuerdo del ser amado porque…

“aún me siendo anclada
a aquellos recuerdos tatuados en mi cuarto”

Ana Belén utiliza aquí una preciosa imagen con la que culmina su poema.

Desde aquí le doy las gracias a Ana Belén Martín, por su sensibilidad y su valentía para plasmar en estos versos parte de lo que ha vivido y le animo a seguir escribiendo, a ir quemando etapas y al enriquecimiento con las lecturas. Gracias por todo.


Manuel Hurtado Fadrique.




Fotos Eladio Méndez

sábado, 14 de enero de 2012

Antonio Román Díez


Antonio Román Díez

No, por desgracia no llegamos a ser lo que se podría considerar íntimos amigos, no dispusimos del tiempo y el roce necesario, tal vez nos conocimos demasiado tarde y aunque la distancia física no era insalvable, nuestras circunstancias laborales y personales impidieron una relación más estrecha, pero sé que gocé de su amistad; en las contadas ocasiones en que compartimos recitales y tertulias así me lo demostró. En esos encuentros pude comprobar la grandeza de la humildad que le arropaba como hombre y, además de la calidad de su obra, la honestidad con que desnudaba su poesía.
Poeta, Sit tibi terra levis.



La obra prevalece…
no importa que esté
ausente el poeta

si entre nosotros dejó
como por olvido,
su alma en la poesía.