lunes, 24 de febrero de 2014

JUAN MANUEL DEL POZO: Del origen al fin.


El pasado sábado, la poesía de Juan Manuel del Pozo ocupó toda nuestra mañana, ya que Paqui Quintana pospuso su segunda parte del trabajo sobre Antonio Porpetta para el 26 de abril.

Y como reza el título de este comentario, los poemas que nos presentó se tocan entre sí, y a la vez parten de dos extremos vitales distintos: la madre, origen de la vida, y por el otro lado el destino del hombre, y ambos temas, a la vez unidos en el punto de la muerte.

La figura de la madre aparece en diversos poemas recordando el día de su fallecimiento

[...]
Escondido en un rincón,
el dulce sabor a muerto
envuelto en el celofán
del que fue tu último beso.
[...]
             (de Y casi llego a rozarte)

Cada noche enciendo un beso
y lo prendo en tu retrato,
para que nunca otro invierno
escarche, madre, tus labios.
[...]
            (de Cada noche)

Además, con nostalgia se dirige a ella en versos tan logrados como

[...]
Y en el fondo del arcón, 
en un lugar muy complejo,
guardo, madre tu retrato,
la libreta con tus versos

y un lápiz de dos colores

-púrpura y azul intenso-
con el que sigo pintando
tu recuerdo y mis recuerdos.
[...]
          (de Y casi llego a rozarte)

Juan Manuel sigue un esquema lírico tradicional, octosílabos, endecasílabos, rimas asonantes y consonantes con estrofas regulares, con cierta contudencia y repitiendo esas asonancias y consonancias en los versos finales para asentar la gravedad del poema. Aquí puede verse en los dos últimos tercetos tras un esquema aba - cdc que va variando en cada terceto para llegar a un eee -eee final

[...]
y echaría la llave a mi futuro
para dormir enhebrado entre tus brazos,
a la luz de un candil, en claroscuro.

Se me caen los recuerdos a pedazos...

El dolor me acaricia con su mano...
Y remienda el alma con retazos

a la par que en la rueca me devano

y te lloro, mirando tu retrato,
por dejarme tan solo, y tan temprano"

          (de Por dejarme tan solo)


Sin embargo, Juan Manuel se arriesga probando el verso libre y la estrofa irregular en su poema En el monte Sión, ya adentrándonos exclusivamente en la temática del destino del hombre y la muerte.

Cuando mueran las olas del ¡te quiero!
en la playa azulada de mi boca...

Cuando expire el abrazo preferido

y los besos que amarran y perduran...

Cuando inútil mi adiós

errabundas se alejen las pisadas...

Cuando el ocre me vista de oropel
invadiendo las horas
de aquel tiempo que tuve no fue mío...

Cuando el viento se oxide

como el norte y el sur de mi veleta...

Cuando escriban mi nombre y otra fecha

en la umbrosa pared de una pizarra...

Y se apague mi lumbre...

Y encenice mi sangre...

Y redoblen de golpe los martillos

en la fragua del viejo campanario...

Y reciten El Libro de las Horas

mientras abren la puerta del camino
que lleva al más allá...

Y me vaya y no vuelva...


En el Monte Sión esperaré,

con el alma en deliquio entre mis brazos,
a escuchar el sonido de un ¡te quiero!;
a gustar el abrazo preferido
y los besos que amarran y perduran;
a encontrar el adiós
regresando al ayer de mis pisadas.

...Y a sentir que no he muerto y sigo vivo,

contemplando la luz en el fanal
de los seres que amo y que venero,
y que guardo en el forro de mi abrigo
y en la copa inmortal de mi sombrero.

               (En el Monte Sión)


Aquí Juan Manuel, menos encorsetado en el metro y dejando fluir a la poesía por la poesía ha creado algunas buenas imágenes. Además ha creado el ritmo mediante la repetición y la estrofa corta, para dejar en la última parte que el poema se remate con la conclusión en dos estrofas fluidas y más amplias.

Y en medio de esta vorágine poética dedicada a la muerte, también existe un lugar para la nostalgia feliz, el recuerdo amable, como en este fragmento del poema Las sombras del corazón, con la nostalgia de los recuerdos amables que se pierden con la muerte. 

[...]
Saber que allí no hay lugar
ni tiempo para los juegos,
ni un rincón para esconder
la piotana y los tebeos,
los bolindres y la repiona,
la picota y los cuadernos...
me turba y me desfallece,
y quisiera ser eterno.
[...]

Y este poema termina con un hálito de esperanza, clamando que no todo muere

Las sobras del corazón
decidle al sepulturero
¡que no!... ¡que no las entierre!...
que el corazón no se ha muerto. 

Finalmente deseo terminar este comentario con el poema final El bajel, aun teniendo que ver con su madre y con la muerte, se presenta en un tono diferente del resto, más narrativo y a la vez una metáfora en su totalidad. En este poema destacan detalles como el del último verso de la primera estrofa, en la que el lector está esperando encontrar la noche como oposición al día y se encuentra la luna o alguna palabra inventada como oscurosa

Fui polizón de un bajel
una larga travesía,
confinado en la bodega
sin ver la luna ni el día.

A la mar se hizo en invierno
-cuando el relente acuchilla-
y arribó, en verano, a tiempo
de ver la luna crecida.

Entretanto, en la bodega,
-atrancada la escotilla-,
sobreviví trasegando
el vino en sus barricas.

Escuchaba los latidos
de las olas en la quilla,
el gobierno del timón
al alba y al mediodía,

la incertidumbre del tiempo
golpeando en la portilla,
y el canto -al llegar la noche-
de una nereida marina.

Al influjo de la luna,
y con viento de estribor,
se agigantaron las olas;
el bajel viró y viró;

y al desgarrarse la gavia
del mastelero mayor
acabó la singladura
ya cerca del malecón.

Un golpe de mar la abrió
un boquete -¡a sangre fría!-
y abandoné aquel bajel
por la grieta de su herida.

En el puesto de vigía
se mantuvo el timonel
-¡marinero de la fe!-
entierra, desde aquel día,

hasta la noche oscurosa
-noche de ánimas benditas-
que enterraron su bajel
en el mar de las cenizas.


Surcando la mente mía
con Dios en el tajamar,
no deja de navegar
¡el bajel al que quería!

En el último tramo de la tertulia nos visitó la novelista oriolana Rosa Cáceres y su marido, amigos de Juan Manuel y Paqui, quienes estaban de paso por Mérida. Ella nos habló de su trabajo y aportó su visión a nuestra tertulia. Esperamos que otro día nos acompañe en una tertulia en su totalidad. Aquí tenéis la dirección de su blog por si queréis conocer algo más sobre Rosa Cáceres http://rosa-caceres.blogspot.com.es/

Juan Manuel demostró una gran capacidad poética y una energía personal en la transmisión de sentimientos que debe aplicarla a otros temas y campos. Dentro de la poesía tradicional que ejercita se nota su oficio de la métrica y del ritmo que lleva dentro, pero también hay que valorar su aventura en el versolibrismo y animarle a que no descarte otros medios de expresión poética que amplíe su universo personal. 




Texto: Fco, Javier Carmona
Fotografías: Eladio Méndez

             

2 comentarios:

  1. Juan Manuel, siento no haber podido acompañaros (circunstancias y ánimo lo impidieron). Espero volver a disfrutar con tu poesía en otra ocasión no muy lejana. Un abrazo para todos/as. José María del Álamo.

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  2. Muchas gracias, Javier, por esta reseña tan bonita de lo que fue la tertulia con los poemas de Juan Manuel y la visita de Rosa y su esposo. Deciros que estuvimos muy agusto, que "el ambiente" era estupendo y que ...lo pasamos fenomenal. Gracias, Gallos.
    José María...no te preocupes, es muy normal que ahora no estés para este tipo de eventos, espero que tu ánimo vaya recuperándose (aunque es difícil y del todo no se recupera uno nunca) y tus fuerzas te permitan reanudar el ritmo normal de tu vida. Ánimo. Para todos los que estuvisteis allí y para los que, queriendo, no pudisteis, un abrazo y nuestro agradecimiento.

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