sábado, 19 de septiembre de 2015

POEMAS GEMELOS


Inauguramos la temporada con una invitación por parte de Javier Carmona a leer poesía sin nombres.La intención no solo fue presentar poemas que bien se parecen, bien comparten título o bien comparten tema de fondo. Decidí presentar los poemas por parejas sin nombre de autor y tan solo dar el nombre de los autores al finalizar de comentar las parejas de poemas. En ningún momento se trataba de denunciar plagios ni poner a prueba a los asistentes, sino disfrutar de los poemas desnudos de prejuicios por los nombres de los autores y recordar que hay temas en la poesía que son universales.Para no recargar esta entrada con poemas, aquí tenéis la selección completa en el siguiente enlace: https://www.dropbox.com/s/6n6gtr23bhbwwqu/POEMAS%20GEMELOS.ppt?dl=0

A partir de aquí podéis leer algunos comentarios y parte de los poemas que podéis leer en su totalidad haciendo click sobre los nombres de los autores.


Comenzamos leyendo dos sonetos inspirados en un mismo episodio de la mitología clásica, la fábula de Apolo y Dafne en los versos de Quevedo y Garcilaso de la Vega (haciendo click en los respectivos nombres podréis leer los poemas). El uno, más rebuscado y barroco, el otro más clásico y más limpio, el primero con un afán burlesco y el segundo con un afán de belleza.
Después nos fuimos al tema de la adolescencia y observamos las distintas ópticas de Vicente Aleixandre y de Juan Ramón Jiménez. Leedlos sin prejuicios y tratad de adivinar de quién es cada uno. El uno evocador y nostálgico, el otro, el recuerdo de un momento adolescente.

ADOLESCENCIA 

Vinieras y  te fueras dulcemente, 
de otro camino 
a otro camino. Verte, 
y ya otra vez no verte. 
Pasar por un puente a otro puente. 
-El pie breve, 
la luz vencida alegre-. 

Muchacho que sería yo mirando 
aguas abajo la corriente, 
y en el espejo tu pasaje 
fluir, desvanecerse.


ADOLESCENCIA 



En el balcón, un instante

nos quedamos los dos solos.

Desde la dulce mañana

de aquel día, éramos novios.
-El paisaje soñoliento
dormía sus vagos tonos,
bajo el cielo gris y rosa
del crepúsculo de otoño.-
Le dije que iba a besarla;
bajó, serena, los ojos
y me ofreció sus mejillas,
como quien pierde un tesoro.
-Caían las hojas muertas,
en el jardín silencioso,
y en el aire erraba aún
un perfume de heliotropos.-

No se atrevía a mirarme;
le dije que éramos novios,
...y las lágrimas rodaron
de sus ojos melancólicos.

Después tratamos el tema del sueño reflejado en dos poemas de Antonio Machado y Emilio Prados y la figura del hombre y Dios en los poemas de Dámaso Alonso y Miguel de Unamuno, dos poemas de calado y para leer despacio. Dos poemas que parten de una premisa distinta, pero que llegan a la conclusión de que Dios necesita al hombre para existir.


Luego leímos dos pequeños poemas, en realidad un poema y un fragmento. Dos poetas malagueños, Prados y Altolaguirre. Entre los tertulianos triunfaron los versos de Altolaguirre. ¿Y a ti, cuál de los dos te gusta?

LAS BARCAS. PLAYA

Las barcas de dos en dos,
como sandalias del viento
puestas a secar al sol

Yo y mi sombra, ángulo recto.
Yo y mi sombra, libro abierto. 
[...] (fragmento)

MEDIA NOCHE 


Duerme la calma en el puerto
bajo su colcha de laca,
mientras la luna en el cielo
clava sus anclas doradas.

¡Corazón
rema!


Pensó Javier acabar su exposición con el tema de la poesía sobre la poesía, pero luego encontró tiempo y motivos para seguir buscando, por lo que no fue lo último y en este caso, más que gemelos, fueron quintillizos. Leímos a Pedro Salinas a José Ángel Valente, con dos maneras distintas de explicar la inspiración, primero más clásico, con más afán de explicación, el segundo, con más sugerencia, quizá más lírico y con menos palabras, Y luego llegó el turno de los micropoemas sobre la poesía con estos tres versos de Roque Dalton, titulado ARTE POÉTICA 1974:

Poesía.
Perdóname por haberte ayudado a comprender
que no estás hecha solo de palabras.

o estos dos de Ángel González, POÉTICA Nº 4, con un toque de su gracia habitual

Poesía eres tú,
dijo un poeta
-y esa vez era cierto-
mirando el diccionario de la Lengua.

POÉTICA (a la que intento a veces aplicarme) , aquella poética de la que tanto hablamos y que nos cuesta muchas veces aplicarnos. Leed despacio especialmente el último tramo.

Continuamos la búsqueda de poemas gemelos y recordamos a Garcilaso, pero no como poeta, sino como difunto homenajeado. Aquí lo curioso era ver cómo con varios siglos de diferencia se homenajea a la misma persona Góngora y Rafael Alberti. Fijaos cómo la estética no es tan distinta pese a que visualmente los poemas no son similares. No tenemos que olvidarnos que el movimiento poético del 27 se gestó entorno a la figura de Góngora.

Y siguiendo con Alberti nos planteamos el asombro que causó la máguina nueva, la fascinación del nuevo objeto a los poetas de comienzo del Siglo XX. El futurismo también nos visitó en España. Alberti y un sorprendente Pedro Salinas, cantaron al tranvía y a la luz eléctrica. Javier buscó poemas actuales al ordenador o a internet, pero no encontró nada que mereciera la pena comparar con estas dos maravillas que a continuación se reproducen. Adivinad de quién es cada uno:

 Adonde el viento, impávido, subleva
torres de luz contra la sangre mía,
tú, billete, flor nueva,
cortada en los balcones del tranvía.

Huyes, directa, rectamente liso,
en tu pétalo un nombre y un encuentro
latentes, a ese centro
cerrado y por cortar del compromiso.

Y no arde en ti la rosa, ni en ti priva
el finado clavel, si la violeta
contemporánea, viva,
del libro que viaja en la chaqueta.

*      *      *      *      *

35 BUJÍAS

Sí. Cuando quiera yo 
la soltaré. Está presa, 
aquí arriba, invisible. 
Yo la veo en su claro 
castillo de cristal, y la vigilan 
—cien mil lanzas— los rayos 
—cien mil rayos— del sol. Pero de noche, 
cerradas las ventanas 
para que no la vean 
—guiñadoras espías— las estrellas, 
la soltaré. (Apretar un botón.) 
Caerá toda de arriba 
a besarme, a envolverme 
de bendición, de claro, de amor, pura. 
En el cuarto ella y yo no más, amantes 
eternos, ella mi iluminadora 
musa dócil en contra 
de secretos en masa de la noche 
—afuera— 
descifraremos formas leves, signos, 
perseguidos en mares de blancura 
por mí, por ella, artificial princesa, 

amada eléctrica.


Y para finalizar, quisimos hacer justicia, no con un poeta, sino con un poema. Todos conocemos (algunos de memoria) el famoso Romance del Duero, pero lo que muchos no conocen es que Gerardo Diego, además de escribir su poema más famoso también escribió un Romance del Júcar de una belleza diría que equivalente, fijaros cómo habla de los álamos. Lo reproducimos completo:

 ROMANCE DEL JÚCAR

A mi primo Rosendo

Agua verde, verde, verde, 
agua encantada del Júcar, 
verde del pinar serrano 
que casi te vio en la cuna

—bosques de san sebastianes 
en la serranía oscura, 
que por el costado herido 
resinas de oro rezuman—;

verde de corpiños verdes, 
ojos verdes, verdes lunas, 
de las colmenas, palacios 
menores de la dulzura,

y verde —rubor temprano 
que te asoma a las espumas— 
de soñar, soñar —tan niña— 
con mediterráneas nupcias.

Álamos, y cuántos álamos 
se suicidan por tu culpa, 
rompiendo cristales verdes 
de tu verde, verde urna.

Cuenca, toda de plata, 
quiere en ti verse desnuda, 
y se estira, de puntillas, 
sobre sus treinta columnas.

No pienses tanto en tus bodas, 
no pienses, agua del Júcar, 
que de tan verde te añilas, 
te amoratas y te azulas.

No te pintes ya tan pronto 
colores que no son tuyas. 
Tus labios sabrán a sal, 
tus pechos sabrán a azúcar

cuando de tan verde, verde, 
¿dónde corpiños y lunas, 
pinos, álamos y torres 
y sueños del alto Júcar?



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